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Posts Tagged ‘Seinen’

Lectura #12: Banana Fish

Banana

Akimi Yoshida | 1985 – 1994 | Shōjo – Thriller – Drama

Tomando como escenario principal la moderna y masiva urbe neoyorquina, Akimi Yoshida dibujó, de 1985 a 1994, uno de esas contadas obras que por su concepto y ejecución logran trascender las barreras que delimitan a las demografías. Originalmente diseñada para las chicas jóvenes y serializada en una revista Shōjo, el manga fue catalogado como seinen dentro del mercado Norte Americano.

Con una estética que recuerda al estilo occidentalizado de Katsuhiro Otomo (Akira), Banana Fish es una interesante mezcla de acción desbordante y una historia densa que se mueve entre el bajo mundo del crimen y las drogas. Al mismo tiempo Yoshida desarrolla, aunque de forma muy sutil, la temática de las relaciones homosexuales sin llegar nunca a lo sexual y limitándose a romances platónicos. En definitiva una lectura nacida como un shôjo pero que debido a su concepto, contenido y estilo narrativo puede fácilmente llenarle el ojo al hombre adulto. 

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Lectura #11: Pluto

Pluto

Naoki Urasawa | 2003 – 2009 | Seinen – Ciencia Ficción – Thriller

Conocido por su densa narrativa multi-nivel, la cual a menudo se desarrolla en historias complejas y con grandes dosis de suspenso, Naoki Urasawa es uno de los artista más prominentes de la industria en los últimos 20 años. Aunque gracias a Monster y 20th Century Boys es que Urasawa a alcanzado el olimpo del manga, la verdad es que Pluto es una obra que tiene un sabor y significado especial en la carrera del autor.

Pluto es un manga mediante el cual Urasawa rinde tributo a Osamu Tezuka a través del personaje más popular del llamado «Dios del Manga, Astro Boy. Tomando como punto de partida el arco titulado «El mayor robot en la tierra», Urasawa muestra su gran genio al transmutar este clásico del manga para niños, en una obra adulta con todas las de la ley. Un thriller de ciencia ficción cargado con grandes dosis de suspenso como sólo el autor puede proveer.

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Lectura #10: Gon

Gon

Masashi Tanaka | 1992 – 2002 | Seinen – Naturalista

Pregunta a cualquier pintor, dibujante de cómics o incluso a algún editor, y todos coincidirán en que el objetivo máximo de un dibujo o pintura es ser capaz de comunicar su historia sin necesidad del diálogo. Ahora, si tratas de aplicar esta filósofa para dibujar un manga que retrata la intimidad de la madre naturaleza seguramente terminarás dibujando algo como Gon… Bueno, algo así.

De la mano de un pequeño dinosaurio de pocas pulgas, que de alguna forma sobrevivió a la extinción de su especie, la historia, de formato episódico, nos sumerge en un viaje para mostrarnos de primera mano y sin filtros como es la vida salvaje. Aunque el protagonista es un dinosaurio malhumorado y buscapleitos, en el fondo también es una criatura de buen corazón siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesite sin importar su especie. Pero como los animales no hablan nuestro idioma, pues el manga carece por completo de texto y onomatopeyas… Eso sí, el autor no escatima en el uso de líneas cinéticas.

En definitiva, Tanaka da vida a uno de los manga más únicos y diferentes que puedes tener acceso. Una obra atemporal que trasciende las barreras del lenguaje y la cultura.

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Lectura #6: Aruku Hito

Walking

Jirô Taniguchi | 1990 – 1991 | Seinen – Slice of life

¿Quién en estos días se toma el tiempo para subir a un árbol para bajar el juguete de un niño? ¿Quién se detiene a observar las aves? ¿Quién juega en los charcos después de la lluvia? ¿Quién se acerca al mar para regresar una pequeña concha? El Caminante lo hace mientras pasea por el Japón urbanizado —a menudo en silencio, a menudo solo— con sus sueños vívidos que permiten que el tiempo se detenga.

Aruku Hito (El Caminante), es un Seinen, pero a la vez una historia simple, que retrata algo que cualquiera haría, no hay acción, ni comedia, ni drama… No tiene una estructura de una historia común, pero es de la vida diaria… con un significado tan profundo y simple a la vez que sorprende. Quizá algunos piensen que es algo que se podría resumir en un capítulo, pero sé que no tendría el mismo significado que después de haber leído el tomo completo.

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Lectura #4: Aku no hana

Aku no hana

Shūzō Oshimi | 2009 – 2014 | Seinen – Drama – Psicológico

El vivir en un mundo tan globalizado ha permitido traer a la luz pública la gravedad de ciertos problemas que anteriormente eran pasados un poco por alto. Tal es el caso del acoso escolar, sí, eso que hoy en día llamamos «Bullying». Problema que no se limita a la violencia física, sino que puede presentarse en muchas formas siendo la más común la violencia emocional. Y precisamente sobre ella se ocupa Aku no hana (Las Flores del mal).

Mirando en cierta forma a su propio pasado, Shūzō Oshimi pone el dedo en la herida y toca uno de los temas preocupantes dentro de la sociedad japonesa, y el cual guarda una estrecha relación con el tema de los suicidios en Japón. Si bien la tasa, en términos generales, ha ido disminuyendo, esto no se refleja cuando el análisis se limita a jóvenes menores de 18 años (aproximadamente 300 por año). Es por todo ello que el autor dedica el siguiente mensaje al final de uno de los capítulos:

A todos los chicos y chicas sufriendo del tormento de la pubertad, y a todos los chicos y chicas que han sufrido de los tormentos de la pubertad,

Yo les dedico este cómic.

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Lectura #2: National Quiz

National

Reiichi Sugimoto y Shinkichi Katou | 1994 | Seinen – Distopía – Comedia

Mezcla entre Brazil de Terry Gilliam y el programa Jeopardy!, National Quiz parecería haber salido de la mente de un retorcido nacionalista japonés de mediados de los 30’s. Y es que no es para menos, el manga lejos de presentarnos la clásica y sombría distopía, nos lleva a un mundo de extravagancia total en donde la democracia es un sistema fallido y el sistema imperialista ha hecho de Japón la única superpotencia.

Pero el que Japón sea la gran superpotencia mundial no es el tema que atañe a este manga, ese espacio le corresponde a la herramienta que emplean la gran maquinaria imperialista para mantener el control sobre las masas: La National Quiz. Un programa al más puro estilo de Jeopardy! y conducido por un presidiario, en donde noche a noche cientos de personas compiten con el único fin de hacer realidad sus más oscuros deseos: Fama, fortuna, amor… venganza…

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Reseña [Manga]: Inugami

2014/04/12 3 comentarios
 Autor: Hideo Yamamoto  Revista: Young Sunday  Lanzamiento: 1992  Géneros: Drama, psicológico  Demografía: Seinen  Tomos: 1

  Autor:  Masaya Hokazono
  Revista: Afternoon
  Lanzamiento: 1997
  Géneros: Sobrenatural, psicológico, ..gore, folclore, thriller
  Demografía: Seinen
  Tomos: 14

Según el folclore japonés para dar vida a un Inugami, perro divino, se debe enterrar a un perro doméstico al hasta el cuello, y colocar comida y agua a una distancia cercana, pero no lo suficiente como para que pueda alcanzarla. Cuando, después de un largo tiempo de sufrimiento y agonía, el animal está a punto de fallecer, enloquecido por alucinaciones, se le debe dar muerte y cortar la cabeza. Posteriormente, ésta debe enterrarse en una calle especialmente ruidosa y bulliciosa. Pasado un tiempo, la cabeza – o la cabeza y el cuerpo, según otras versiones – debe ser colocada en un santuario preparado al efecto. A partir de ese momento, el Inugami puede ser invocado.

Otra versión nos habla de que debemos reunir varios perros y encerrarlos a todos en la misma habitación sin agua ni comida. Una vez que solo quede uno de los perros que ha sido encerrados, se debe tomar a este y cortarle la cabeza. De esta forma queda sellada la creación del perro divino.

Con este ritual conseguimos sacar el lado maligno de los perros y convertirlos en Yokais, ya sea por la rabia contenida de no poder alcanzar el alimento o por la desesperación y rabia de tener que enfrentarse contra sus congéneres. El humano que creaba un Inugami era llamado Inugami-mochi (poseedor de Inugami) y eran etiquetados como brujos. Hubo una época que la creación de Inugamis era muy extendida ya que son seres con grandes poderes y están al servicio de los humanos.  Si bien el uso de estos espíritus-perro podía proporcionar buena fortuna y riqueza a sus osados invocadores, sobre todo, eran usados como instrumentos sobrenaturales para venganzas, asesinatos y otros actos de maldad.

Sinopsis

Fumiki Shimazaki, un estudiante de instituto, tiene un sueño de vida: convertirse en un poeta. Pasando más tiempo dedicado a sus poemas que atendiendo sus menesteres escolares, es reñido tanto por sus profesores como por su mejor amiga, Mika… Para escapar de su entorno, el encuentra refugio en una antigua fabrica abandona.

En ella, Fumiki encuentra a un misterioso y enorme perro. Un perro que es capaz de entender el lenguaje humano y que además tiene la espeluznante capacidad de poder sacar afiladas cuchillas de su frente. En una de sus orejas este extraño animal tiene marcado el número «23». Y pese a que existen muchas interrogantes la amistad entre Fumiki y el misterioso perro es forjada rápidamente. Sin embargo, lo que Fumiki no sabe, es que este encuentro está muy lejos de ser algo meramente fortuito, y que la conexión entre ambos va mucho más allá, y que existe una misteriosa organización que desea obtener los secretos de «23», y aspirar al control del Tokoyonokuni, la tierra más allá del océano de la muerte, los ancestros y el alma humana. El paraíso de la vida eterna.

La furia de los Inugami

Inugami representó mi tercer encuentro con Masaya Hokazono. Aunque quizá sería más correcto decir que es un segundo y medio encuentro, ya que después de Emerging —que represento la primera ocasión en que leí algo de su autoría—, la segunda ocasión en que confluimos no fue en un manga en entero de su mente y manos, ya que fue Girlfriend, en donde Hokazono participa únicamente con la historia y guión, delegando la responsabilidad del arte al educado y hermosísimo trazo de Court Betten. Lo que sí, es que Inugami, por voces que había escuchado a través de la vasta red, simbolizaba mi más esperado encuentro con dicho autor, y con el cual esperaba llenara el vacío que Emerging me había dejado.

Independientemente del nivel de calidad de Inugami, este es un manga que se encuentra dentro de ese selecto y singular grupo de obras que poseen de forma innata la capacidad para despertar interés en el lector e incluso llegar a hechizarlo con tan sólo leer la idea general, degustar el arte que da vida a su portada y recorrer unas cuantas páginas. Y es que no es para menos, las credenciales con las que se presenta este manga forman una bizarra y enigmática mezcla que inequívocamente levanta mucha expectación para cualquier asiduo lector de Seinen: elementos del folclore japonés como tema central, violencia y gore, magia negra, elementos de thriller, organizaciones secretas, personajes desequilibrados y con delirios de grandeza, un dibujo prolijo y descriptivo, entre otros elementos que vienen a cerrar este atrayente círculo temático.

La trama de Inugami, cobijada por el corpus de temas y elementos antes descritos, no tiene necesidad de empezar de a poco, de llevar un ritmo cauto e ir desarrollando poco a poco un tema como ocurre en obras que no se erigen sobre una diversidad temática. Dicha situación se encuentra perfectamente presente en las ideas de su creador,  que sin pestañear, y prácticamente desde el primer capítulo, nos deja ver que estamos ante un manga nacido para circular a un ritmo voraz y ser narrado de una forma salvaje y poderosamente visual. Hokazono abre la puerta hacía su historia apoyándose en el gore, usando esta violencia gráfica para estimularnos visualmente y acelerar nuestros sentidos de modo que estemos en la sitonía perfecta con el ritmo de narración. En este aspecto las relaciones más directas y esenciales no tardan mucho en ser entabladas, y de forma muy apremiante para el lector desde muy temprano se empiezan a tejer los elementos fundamentales del manga. Aunque claro, sin tampoco ir demasiado de prisa ni filtrar demasiada información, sino sólo la necesaria para mantener el ritmo ágil y voraz, a la par que se involucra al aficionado a formular sus conjeturas y relacionarse más con el trasfondo.

Inugami Thu

La potencia visual de Hokazono  proyectada a través de los Inugami.

Durante casi todo lo que comprende la primera mitad —que vienen siendo siete tomos—, Inugami mantiene una curva creciente en todo su conjunto, y especialmente en los elementos temáticas, que se van abordando a buen ritmo y, especialmente, poseen un sentido, hasta ese momento, claro y digerible. Sin embargo, a medida que la obra va pasando de su etapa de desarrollo y se va haciendo adulta, se comienza a percibir que algunos elementos principales comienzan a perder credibilidad dentro de la medida en que estamos hablando de un manga que cimenta sus argumentos en elementos de mitología y elementos sobrenaturales. Ello viene originado consecuencia de que el autor intenta evolucionar demasiado sus argumentos, los toca demasiado a lo largo del recorrido que los distorsiona y los lleva a niveles desproporcionados que para nada son agradables para cualquier paladar que guste de argumentos sólidos y que evolucionen en forma coherente.

Cuando se esta en este mundo del cómic japonés por un buen tiempo y de una forma completamente seria, el nombre de un autor pasa de ser simplemente algo que acompaña a la portada, para convertirse en el más claro referente sobre que tipo de manga y que características tendrán más allá de los elementos puramente temáticos. Y son estos detalles lo que, por supuesto, lleva a que exista una complicidad entre un autor y un grupo de lectores, no olvidando que la mayoría de las veces este tipo de detalles aportan cosas ciertamente favorables para cualquier historia. Sin embargo, esto no siempre fluye en sentido positivo tal como en lo que respecta a Hokazono, quien como más tarde lo confirmaría con Emerging, tiene una fijación muy marcada por los lazos afectivos y situaciones tendencia romántica. Si bien en Inugami estos elementos no son los que dan el cerrojazo a la historia, como si lo son en Emerging, su aparición mina casi pro completo la atmósfera salvaje y despiadada que el autor había creado, además de que no sacan de ese estado de exaltación e intensidad en que es inevitable caer página a página. La incursión de este profundo sentimentalismo en una obra con mucha violencia visual, evidentemente es una prueba de que una obra puede echarse a perder de forma inconsciente a medida que las ideas más personales del autor rebasan su control sobre la historia y sus elementos.

El apartado visual con el que Hokazono cobija a su argumento es claramente un punto que se encuentra libre de estos vaivenes que terminan convirtiéndose en nocivos para la salud del manga; este consiste en una extraña mezcla entre un estilo tranquilo y sobrio, y por otro lado nos encontramos con un dibujo de alto impacto, altamente detallado y cargado hacia la violencia. A lo largo de los catorce tomos que la componen, asistimos a un magistral espectáculo de domino de los tiempos narrativos en donde no podemos más que quedar extasiados al presenciar esta alternancia entre ambos estilos que vienen a dar vida a la situación actual de la historia. Dentro del apartado técnico otro elemento que se maneja con maestría es la utilización de las sombras, iluminaciones y los fondos detalladísimos, y no olvidar lo bien que los personajes proyectan los sentimientos que están viviendo, especialmente la angustia y el terror. Quizá lo único que podría empañar la construcción visual es si vemos a esto en conjunto con la trama, lo cual convierte al espectáculo de violencia y muerte, en gore completamente gratuito, ya que el naufragio que sufre la historia en la segunda mitad no justifica esta oda a los desmembramientos que supuestamente obedece al plan de exterminación humana.

En definitiva, Inugami es como esta reseña: en primera instancia levanta mucha expectación, presenta cosas y fórmulas muy interesantes y originales; más sin embargo, a medida que la cosa se va haciendo adulta, empezamos a presenciar un cambio completo de guión que niega todo lo bueno que lo precedió. Lo que inicia como una historia de múltiples matices y vértices muy frescos y estimulantes, termina por convertirse en una burbuja que crece sin sentido y sin control. Es una obra de esas que decepcionan enormemente, y no por ser simplemente humo o no tener pies cabeza, sino por perder el piso e ilusionar con algo de gran magnitud. Un manga completamente agridulce… aunque eso sí, completamente estimulante visualmente.

Lo mejor:

  • La mayor parte del manga se lee con una velocidad ágil y constante. No hay mucho diálogo innecesario.
  • Satisface los más básicos gustos de cualquier fanático del gore. E incluso puede llegar a provocar más.
  • El autor arma un experimento visual con la mezcla de estilo bastante interesante y gratificante.

Lo peor:

  • La historia se infla demasiado, tomando proporciones insanas que distorsionan todo sentido.
  • Hokazono deja que su sentir más profundo invada la temática de la obra.
  • Levanta muchas expectativas y a final de cuentas no cumple la mayoría de ellas… especialmente el desarrollo de la historia.

Perfiles (V): Junji Ito

Junji Ito Cabecera

El horror, a diferencia de otros géneros los cuales buscan comunicar a su audiencia múltiples emociones y diversos mensajes, es un género sumamente sencillo en donde la meta única y fundamental es provocar una de las sensaciones más básicas del ser humano: el miedo. Pero aunque el objetivo es sólo uno, la tarea de llevarlo a cabo no siempre resulta sencilla, e incluso el género ha pasado por momentos muy sombríos como lo fue casi toda la última década del siglo pasado. Pero sería aún durante el dichoso siglo —más específicamente en 1998— que con la cinta The Ring, dirigida por Hideo Nakata y adaptando la novela escrita por Koji Suzuki, que la industria cinematográfica vio la luz al final del túnel, y nosotros… Bueno, nosotros fuimos testigos por primera vez de la especial mística que poseen los japoneses para ponerlos los pelos de punta y la piel chinita.

Este asalto de los nipones sobre el cine de horror, hizo que todos los fanáticos del género volteáramos hacía el país del sol naciente en búsqueda de más contenido, y ello nos llevo a darnos cuenta que no sólo el séptimo arte japonés podíamos encontrar este contenido tan embrujador, sino que la industria del manga, la colosal industria del manga, es un nicho boyante para degustar este estilo de los japoneses  en donde se mezclan la infinidad de leyendas urbanas y la parte sobrenatural que componen su  folclore. Aún así, no son muchos los artistas abocados a dicho género que han alcanzado una relevancia que va mucho más allá del círculo de aficionados especializados, y de entre ellos, el nombre más conocido el de Junji Ito, autor que con sus historias excéntricas a más no poder y un estilo de dibujo al que llamar bizarro es quedarse corto, ha no sólo conquistado a lectores de manga a nivel mundial, sino también a la industria cinematográfica nipona.

Espirales, espirales everywhere...

Espirales, espirales everywhere…

Junji Ito nació el 31 de julio de 1963 en la prefectura de Gifu, perteneciente a la región de Chûbu. Desde una etapa muy temprana de su vida, Ito comenzó a recibir la influencia del manga y del horror, ello debido a los dibujos que realizaba su hermana mayor, así como el arte de los primeros trabajos de Umezu Kazuo, el clásico mangaka conocido por ser el «padre del manga de horror». Y pese a que en 1987 Ito ganó una mención honorifica en los prestigiados premios Umezu Kazuo, por una historia corta que él envío a la revista mensual especializada en horror, Gekkan Hallowen, él aún continuaba alternando entre el manga y su carrera como odontólogo, de la cual se licenció en la Universidad de Nagoya.

La llegada de Junji Ito a terreno profesional fue todo lo que cualquiera que se quiera dedicar al mundo del manga desearía. A través de las páginas de la revista Nekumi, Ito empezó a publicar Tomie (misma historia que le ganó la mención honorifica Umezu Kazuo), un manga compuesto en forma de historias cortas que giran alrededor de Tomie, una escolar de belleza sin igual capaz de hipnotizar a cualquiera caballero y convertirlo en una mera voluntad de cumplir cualquier deseo. La aura maldita que rodea a la hermosa Tomie lleva a actos de completa brutalidad: los hombres que caen bajo su embrujo terminan por matarse unos a otros, y las chicas, movidas por los celos, tienen destinos similares. Pero Tomie no se encuentra libre de estos destinos, y a lo largo de las páginas ella es asesinada una y otra vez, sólo para volver a renacer y mantener viva la espiral de brutalidad. Este primer trabajo de Ito se extendería desde 1987 hasta 2001, y le valdría para ganarse el reconocimiento de toda la industria, a la par que se convertiría en su trabajo más representativo y de mayor éxito, al ser adaptado en nada menos que 9 ocasiones a Live Action, siendo la última de ellas en el 2011.

En 1998 Ito comenzaría, en la revista Big Comic Spirit, la publicación de Uzumaki, un manga que a la postre se convertiría en el punto de inflexión de su carrera. En Uzumaki (que literalmente se traduce como «La Espiral») se nos traslada a Kurôzu-cho, un pequeño pueblo que se ubica en una lejanía muy dentro de las montañas, en donde extraños y paranormales sucesos han comenzados a presentarse, y todos ellos se encuentran relacionados con una forma: la espiral. Pese a que la historia comienza con historias un tanto inconexas, de a poco el autor vamos dejando entrever una línea narrativa principal, y con 3 volúmenes en total, Uzumaki representa, en términos de progresión histórica, el trabajo más extenso que ha desarrollado hasta el día de hoy. A su vez, a través del retorcido y bizarro argumento, Ito plasma la obsesión que posee por las deformaciones corporales, siendo esto uno el principal ingrediente para sobresaltar al lector. Considerado por sus seguidores como el mejor trabajo que ha realizado, la insólita historia tuvo el mismo destino que Tomie, y en el año 2000 recibió una adaptación a Live Action.

Jaws versión Ito.

Jaws versión Ito.

Continuando su relación con la Big Comic Spirit de Shōgakukan, del 28 de febrero de 2002 al 30 de mayo de ese mismo año, Ito sorprendería a propios y extraños con su manga más excéntrico: Gyo. Compuesta por 20 capítulos distribuidos en 2 tomos, Gyo pone de manifiesto que Ito es un autor completamente personal (como el mismo lo reveló en una entrevista para Japanorama), que dibuja lo que al le satisface sin pensar en su receptor. De esta forma de pensar es que nace este triunfo de lo bizarro, en donde lo impensado es la forma básica de la historia, y lo impensado son peces con partes mecánicas y que despiden un hedor insoportable. El éxito de este manga le valdría a para atraer la mirada del medio hermano, y recibir una adaptación en formato de OVA que fue lanzada en 2012. En 2005 lanzó un tomo único de nombre Hellstar Remina, manga en cuyo ceno este gran maestro del género experimenta con temas como la ficción apocalíptica, el horror cósmico, la extinción de la raza humana e incluso se da el tiempo para reflexionar sobre los instintos primitivos del hombre ante un panorama de destrucción y desconcierto.

En 2008 Junji Ito decidió continuar diversificándose como artista, y a través de la revista Magazine-Z, lanzó Ito Junji’s Cat Diary, que representó la hasta hoy única incursión del autor en el género «gag»; sin embargo, y fiel al estilo de su creador, este no es un «gag manga» cualquiera, y si bien no se encuentra clasificado dentro del horror, tiende a generar en el lector esta sensación inquietante que provocan sus otros trabajos. El último trabajo en el cual ha participado es Yuukoku no Rasputin, un manga que adapta la novela semi-biográfica, Kokka no Wana, de Masaru Satou, y en el cual Ito se encargó de poner la ilustración, mientras que el guión corrió a cargo de Takashi Nagasaki. Resaltar que a lo largo de su carrera ha existido una serie de mangas bajo el título de The Horror World of Junji, en los cuales se recopilan las historias cortas que ha ido creando durante su carrera. Por último mencionar que si bien Umezu Kazuo fue su principal influencia, Hideshi Hino, Koga Shinsaku, Yasutaka Tsutsui e incluso H.P. Lovecraft han formado parte de sus influencias, según lo reveló él mismo.

Reseña [Manga]: Noramimi

Autor: Hideo Yamamoto  Revista: Young Sunday  Lanzamiento: 1992  Géneros: Drama, psicológico  Demografía: Seinen  Tomos: 1

  Autor: Kazuo Hara
  Revista: Ikki
  Lanzamiento: 2003
  Géneros: Comedia, Slice of life
  Demografía: Seinen
  Tomos: 8

Si hay algo que no ha caracterizado a la publicación de reseñas —que aunque muy esporádicas, forma el corazón de este espacio—, es el reflejar la última obra que he consumido, o al menos una de los más recientes. No existe un factor específico para no recurrir seguidamente al último manga leído o al último título de anime cada vez que me da por realizar una reseña. De igual modo, tampoco ha existido una razón máxima o determinante en las ocasiones que he roto con este patrón, y que no han sido muchas: Densha Otoko, Baby Face, Beijing Chronicles… y ya. Si en su momento las reseñe, una vez habiéndolas terminado, no fue sino por simples azares del destino, y no por realmente querer manifestar algo a través de dichas obras. Sin embargo, esta ocasión es diferente, ya que apelo a mi última lectura, Noramimi, con el claro objetivo de expresar un punto, que si bien es inherente a cualquier lectura de manga, y es un tema del cual se habla casi con total seguridad cuando se opina sobre una obra en cuestión, vale la pena traerlo como tema de apertura para esta reseña, ya que es algo que invariablemente nos ayuda a ver desde otros ojos la diversidad del cómic japonés.

Ya lo hemos puntualizado en varias ocasiones, he incluso a servido para iniciar una que otra reseña: el mundo del manga es extenso y muy diverso. Y para hablar de dicha diversidad, que convierte a este en un medio fuertemente incluyente, solemos referirnos a géneros, temáticos y demográficos. Tanto demografías como temáticas conforman el librito bajo el cual se catalogan los títulos, y que irrefutablemente es muy beneficioso para decantarnos por uno u otro manga. Pero si bien estas dos clasificaciones son la esencia para discernir entre títulos, leyendo Noramimi me di cuenta que es muy valido, y muchas veces necesario, referirnos a ciertos mangas por la forma en que resulta conveniente leerlo por producto de su construcción. Por ejemplo, como no hablar de esos mangas que una vez inicias no se pueden dejar hasta terminarlos; o de aquellos que por su argumento y trasfondo debemos leer minuciosamente para no perder idea; están, por otro lado, aquellos que ameritan una lectura apacible en una buena tarde.  Pero también tenemos aquellos, que al igual que Noramimi, fueron creados para complementar la lectura de otras obras: mangas que no requieren ser el pato principal en la dieta de un buen lector, y que tampoco deben serlo, sino que por su naturaleza se disfrutan mucho más yendo poco a poco, llenando esos huecos libres que todos tenemos en nuestro día a día.

Sinopsis

En el universo de Noramimi, la mayoría de las familias tiene su propia mascota. Esas extrañas y divertidas criaturas, que viven junto a las familias, sirven de acompañantes para los pequeñines hasta que, un determinado día, deben decir adiós a su pequeño amigo y buscar otra familia con la cual convivir. Para ayudar en este proceso existen las agencias de mascotas, quienes apoyadas en sus completas bases de datos facilitan a las mascotas el localizar a la familia más idónea para su tipo.

Noramimi es una de esas criaturas, desafortunadamente para él, el ser una mascota tipo ogro no lo hace precisamente popular entre los pequeñines, lo cual lo mantiene fuera del mercado. Pero en lugar de esto ser un problema, Noramimi encuentra en este hecho una oportunidad única para ser algo diferente, para vivir según sus propios gustos… eso si, ayudando a las labores de la agencia de mascotas en la cual vive y trabaja.

Y tú, ¿qué tipo de mascota estas buscando?

Aunque todos hemos oído en más de una ocasión la famosa frase de «no juzgues un libro por su portada», apriori a su lectura es muy complicado no empezar a formularnos ideas y juicios adelantados, que pueden varían en cantidad y fuerza según el título y lo poco que sabemos de él. ¿Un manga sobre convivencia entre mascotas y niños? ¿Agencias de mascotas? ¿Valdrá la pena, ya que seguramente es una comedia sin más? ¿En verdad es un Seinen? Estos pueden ser algunos de los cuestionamientos que posiblemente venga a la mente de los lectores con ciertas intenciones de darle la oportunidad, además de formulaciones sobre como es su contenido. Y no es para menos, la carta de presentación de este trabajo de Kazuo Hara fomenta la construcción de pensamientos de esta índole. Pero, dejando fuera estas cuestiones, el manga nos recibe, precisamente, con la frase antes mencionada al descubrir que no es absolutamente nada de aquello que nos habíamos planteado con anterioridad.

Dottari conociendo a su nueva familia.

Dottari conociendo a su nueva familia.

Kazuo Hara nos pone ante una caja, una muy grande caja, de sorpresas. Mismas que como lo adelantamos, comienzan a surgir prácticamente desde que nuestras ideas preconcebidas son tiradas por la borda y nos encontramos en casi total predisposición para asimilar el contenido que se nos presente. Si bien en esta caja de sorpresas entran desde la personalidad de los personajes, hasta elementos como el ritmo de lectura y el formato de la comedia, también es muy cierto que la caja se vacía casi de inmediato. ¿A qué me refiero con esto? Me refiero a que Hara prácticamente juega todas sus cartas desde muy temprano en la contienda —considerando que estamos ante una obra que se compone de 8 volúmenes—, y guarda muy pocos cartuchos para, si bien no reinventar su creación, darle unos pequeños empujoncitos de alivio. Pero aquí es donde caemos a lo que argumentamos en la introducción de esta entrada: si nos volcamos con voracidad sobre Noramimi, seguramente terminemos aborreciendolo hasta cierto punto. De aquí que es vital, para nuestra dieta lectora, ir poco a poco con este manga, porque una vez arranca y nos metemos de lleno con su peculiar mundo, difícilmente encontraremos elementos diferentes que rompan la narración en torno al día a día de las mascotas. Afortunadamente su autor acertadamente previo esto, y la construcción en forma de historias autoconclusivas nos encamina a ir poco a poco con su lectura, a limitarnos en cantidad e ir descubriendo día a día nuevas historias.

Pero vamos, no sólo es cosa de tratarse de historias autoconclusivas el motivo por el que este manga se degusta mejor yendo con mesura, sino que el formato de historias cortas se nutre no sólo con un inmenso reparto de personajes (mayormente mascotas, pero también tenemos a los encargados de la agencia), sino que además, Hara, se encarga de construir un universo en forma muy detallada, precisa y con un sentido del humor bastante particular. Es completamente elogiable el esfuerzo puesto para brindarle sentido a toda la mecánica que rige al universo del manga, y ya quisieran muchas obras respaldar sus acontecimientos en medios ambientes tan específicos y acertados. Los detalles no son pocos, primeramente tenemos lo más importante: existe un gran interés y empeño para describir como funciona todo el sistema de mascotas (que no es muy complejo pero se aplaude el gesto), destacando muchas de las páginas finales complementarias, en las cuales se describen formalmente muchas de las situaciones por las cuales atraviesan las mascotas para poder encontrar su nueva familia. Además, a medida que transcurre la historia en torno al mercado de mascotas, tenemos múltiples guiños en donde se extrapolan las estrategias de mercado actual, al presentado en el manga, y no olvidar que existe una que otra sátira presente.

El tema de los personajes es la parte medular de la obra, es corazón, alma y sustento, para que la fórmula de un manga relativamente largo, en el cual no puede existir un desarrollo de personajes ni un argumento creciente sea completamente funcional. No es para nada sencillo entrar en el terreno del Seinen y presentar a lectores una creación que no forma su base en un fuerte desarrollo de los personajes y los temas que pone sobre la mesa, cuando ellos se refugian en ésta demografía precisamente buscando eso; sin embargo, echando mano de un maratónico desfile de personajes logra contrarrestar dichos impedimentos, y forma una sinergia perfecta con el formato de historias. Esto se logra gracias a que el extenso cuerpo de mascotas se encuentra perfecta mente definido. Todas y cada una de estas interesantes criaturas son diferentes entre si, desde los tipos de las mismas, pasando por el estilo visual y terminando con lo más importante: la diversidad de personalidades. Así es, el punto clave son las «personalidades», aquí la intención no es cimentar una narrativa en torno a simples acompañantes de juegos, sino es presentar a cada mascota como un verdadero, y bien construido, personaje. A través de cada capítulo se van vertebrando relatos en donde el eje fundamental es trascender más allá de las apariencias, para adentrarnos en las problemáticas y disyuntivas a las que deben hacer frente, y como estas afectan su forma de relacionarse con sus familias, con otras mascotas e, inclusive, con ellos mismo.

Noramimi se toma muy en serio su trabajo... quizá demasiado en serio.

Noramimi se toma muy en serio su trabajo… quizá demasiado en serio.

Aunque casi en cada capítulo se nos recibe con una nueva mascota, y una nueva historia que contar, existe una serie de mascotas que toman un rol un poco más central y forma, a menudo, parte de la dinámica de las agencias, o compartiendo escenario con otras mascotas y acompañándolas a solucionar o agravar sus problemas. Sin embargo, existe una abismal diferencia entre el carisma de todas ellas —exceptuando una— con respecto a la figura central de Noramimi. La figura central es con creces lo más destacado, es una figura con mucho ángel, con una personalidad completamente desenfadad que brinda frescura y diversión, y con ciertos problemas para obedecer la autoridad. Así que no es de extrañar porque el manga lleva su nombre. Sin embargo, la historia nos regala a Dottari, una mascota tipo duende, de la cual no podríamos decir que la inteligencia es una de sus virtudes, sino todo lo contrario. Dottari es, como diría nuestro pequeño ogro, un completo retardado y olvidadizo, pero es un retardado desaforadamente genial que se convierte en el principal referente cómico a medida que se embarca en titánicas tareas, tales como ir a la tienda intentando no olvidarlo en el trayecto.

El apartado gráfico con el cual Hara sella esta caja de agradables sorpresas, no podía estar más adoc con el tipo de argumento. El concepto visual es, en términos generales, simplistas, divertido y despreocupado. El diseño de personajes se encuentra muy cargado hacia lo caricaturesco con cuerpos exageradamente redondeados y expresiones muy marcadas, tanto faciales como corporales. En esto se nota un juego en el que ingeniosamente se simula un manga puramente infantil. Concluyendo, creo que a través de la plumilla es como su autor nos demuestra no sólo sus dotes como artistas, si no más que nada su irrefutable ingenio.

En suma: Noramimi es un manga de esos que son lectura casi obligada para cualquier fanático, ya que se adapta a todo tipo de paladares, sin contar que es un excelente antídoto para combatir esos diminutos tiempos libres los cuales, muchas de las veces, no sabemos en que ocuparlos. Es una obra que fácilmente te puede hacer el día con las peculiares y divertidas andanzas del amplío y diverso reparto. Además, destacar que estamos ante una obra que representa un experimento llevado a buen puerto, y que logra colarse con gran tino como una de las obras atípicas y casi ajenas de la demografía.

Lo mejor:

  • Una manga sin muchas pretensiones, sencillo y muy agradable.
  • A más de uno le hará evocar los momentos más felices de su infancia.
  • Un apartado visual tan simple como atractivo y divertido.
  • Se puede leer prácticamente en cualquier momento y situación. Además de que puede servir como complemento para lecturas más principales.

Lo peor:

  • En ocasiones existe un exceso de diálogos considerable.
  • Algunas historias poseen menos carisma que otras.

Reseña [Manga]: Human Clock

 Autor: Hideo Yamamoto  Revista: Young Sunday  Lanzamiento: 1992  Géneros: Drama, psicológico  Demografía: Seinen  Tomos: 1

  Autor: Seiichirô Tokunan
  Revista: N/A
  Lanzamiento: 1962
  Géneros: Psicológico
  Demografía: Seinen
  Tomos: 1

En la actualidad Japón posee la industria de cómic más grande del mundo, y el repertorio que la compone es uno que satisface todos los paladares no sólo existentes en el pueblo nipón, sino más allá de las barreras geográficas y los rasgos culturales. Sin embargo, esto no siempre fue así, y si bien Osamu Tezuka fue la figura determinante para el vertiginoso ascenso del manga como un medio comercial rentable, es gracias a que, a través del sistema de bibliotecas públicas de Osaka, se gestó, a finales de los años 50’s, una corriente que se contraponía al manga infantil que acaparaba las páginas de todas las revistas y del cual Tezuka era la cabeza.

Dicha corriente , bautizada como Gekiga por Yoshihiro Tatsumi, representaba una poderosa transición hacía un tipo de historias mucho más elaboradas, dirigidas al público adulto, y en donde los temas fueran mucho más diversos y profundos apoyados por una narrativa visual enfocada al realismo anatómico y estético. Pero a través de esta corriente, que alcanzó su apogeo en los años 70’s, la industria no sólo se fortaleció por la llega a las páginas de temas como la sexualidad, la crítica social, la política y economía, los conflictos bélicos, el horror, etc., sino que fue gracias a los autores Gekiga que el cómic japonés empezó a nutrirse de influencias externas por parte de medios como la literatura, el cine, la música, etc. Esto terminó por convertir al cómic nipón en algo más que un mero entretenimiento… permitió proyectarlo como un medio artístico.

Sinopsis

Narra la historia de un joven, que vive con sus padres, los cuales se dedican al negocio de la relojería, un día nuestro protagonista sufre un accidente en su trayecto a casa, desde ese momento su vida comienza a cambiar, comienza a observar más los relojes que le rodean hasta que gradualmente se convierte en uno de ellos.

El Expresionismo en viñetas

Si me pidieran describir a Human Clock en una sola frase, no dudaría en definirla como «un golpe a la conciencia». Apelo a esta frase por que no deja de resultarme completamente paradójico como una industria tan fuerte y consolidada como el manga, y que se ha nutrido de la naciente era digital para traspasar fronteras de una manera bestial ha engendrado una legión de aficionados, que pese a la diversidad temática que se encuentra ante ellos, aún la siguen pensando como una exclusivamente dedicada a brindar simple y llano entretenimiento.

Desde que leí Human Clock he tenido la oportunidad de toparme con comentarios sobre dicha obra tales como: «no quiero decirlo, pero este es el peor manga que he leído…» o «no sé que demonios acabo de leer…». Especialmente con el último comentario es que se ratifica mi pensar sobre que, como un único conjunto de aficionados fuera del país del sol naciente, se nos ha formado bajo una idea muy rígida de lo que puede o, mejor dicho, ofrece el cómic nipón. Esto invariablemente lleva a que, en contadas ocasiones, no encontremos en la penosa situación de no saber como afrontar una determinada obra, o bajo que parámetros ponderarla o apreciarla, y pasamos a considerarla una creación penosa y un cero a la izquierda dentro de nuestro camino.

Existen ocasiones en que para entender, disfrutar y apreciar una obra es necesario conocer el contexto o coyuntura que las engendro; para otras, como en este caso, es necesario entender la influencia que motivo al artista para dar vida a su creación. No se necesita indagar mucho en esta añeja obra de  Seiichirô Tokunan para darnos cuenta que estamos ante una rareza tanto para su época como para la nuestra. Aunque sea un manga casi único en su tipo, la fuente que inspiró semejante creación no es difícil de rastrear, y evidentemente no se encuentra en el cómic. Human Clock es una pieza claramente intima y personal, en donde los sentimientos y sensaciones que a lo largo de su lectura se generan en el lector son el elemento fundamental para conectarnos con lo más intimo de su creador, y en donde la historia o el sentido lógico de los acontecimientos carecen de completa importancia. Con esto queda más que claro que una de las fuentes de las que Tokunan bebió para construir tan sensorial primicia es el Expresionismo; la otra, por supuesto, es la filosofía materialista y mecanisista de Julien Offray de La Mettrie, aunque nos centraremos exclusivamente en la primera.

La sorpresa de Seiichirô Takunan

El miedo de Seiichirô Tokunan.

A grandes rasgos la corriente artística bautizada como Expresionismo, y surgida en la Alemania de inicios del siglo XX, se define como aquella en la cual el autor busca fervientemente plasmar su sentir interior anteponiéndolo a la realidad objetiva. Para ello los artistas del movimiento Expresionista se caracterizaron por realizar obras con formas distorsionadas, contornos bruscos y colores contrastados exagerando la magnitud de los temas. Y aunque en el panorama mundial del cómic, Human Clock no es ni de lejos la única que ha recurrido a dicho sustento, si es de los pocos trabajos que denotan una influencia tan marcada y evidente hacía dicha corriente.

La primera serie de páginas, todas ellas a color, innegablemente simbolizan un tributo a la pintura del movimiento Expresionista de la República de Weimar. En ellas nos encontramos con las composiciones de colores agresivas y muy contrastadas, con formas y sombras completamente deformadas, expresiones faciales alteradas y con ciertas facciones muy destacadas y fondos confusos que forman un ambiente de desorientación. En el momento en que entramos en el terreno de la narración manga, es decir, en las páginas a blanco y negro, la influencia deviene más específicamente del cine; el discurso estético tiene como motor a la angustia existencial que persigue al personaje protagonista. A lo largo de estas páginas abundan los personajes de rostros cadavéricos, las anatomías son deformadas de una página a otra, los fondos son casi inexistentes y se limitan casi por completo a mostrar el constaste total entre negro y blanco.  Además, el autor echa mano de escenas surrealistas y altamente bizarras como elemento para acrecentar el tormento y la angustia del protagonista. Con dicho mar de elementos se formula una atmósfera muy opresiva, completamente desconcertante que evoca sensaciones indeseables e incomodas en los lectores. Y toda esta realidad deformada, o carente de lógica y sentido, es reforzada por detalles como las alteraciones ortográficas que se presentan a lo largo de la obra,  o los personajes con psicología distorsionada o paranoide, y no digamos de las posiciones corporales imposibles en las que se presenta por ocasiones a los personajes.

Con todo este repertorio de elementos gráficos y sensoriales, Tokunan logra exteriorizar esta tragedia interior que se gesta viñeta a viñeta y que se compone de miedos, fantasías, sueños, deseos, angustias, etc., e impactar con gran fuerza en los sentidos del espectador. Sentidos y sentires que quizá cambien de lector a lector, pero que innegablemente son despertados gracias al poder de la imagen.

La base para el surgimiento del movimiento Expresionismo fue la decadencia moral, política y social que sufrió la Alemania de posguerra, y aunque para la época en que fue lanzado este trabajo Japón se encontraba en los albores del llamado «milagro económico», quizá no es tan descabellado en pensar a esta obra como un elemento para plasmar esa cruda posguerra que el pueblo japonés tuvo que pasar a finales de los años 40’s.

En definitiva, y simple y llanamente, Human Clock es un arte… una bella y profunda obra de arte. Una prueba que pese a su longevidad se presenta como latente para comunicar que el manga puede engendrar trabajos de carácter totalmente artístico.

Lo mejor:

  • Una obra que pese a sus años resulta una experiencia única y sensorial, la cual muy pocas ocasiones podemos disfrutar.
  •  Pone de manifiesto que el manga también puede ser arte.
  • Por el carácter de la obra su autor no se excede en el número de páginas y todo queda perfecto.

Lo peor:

  • No ser apreciada en la forma que se debería.